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A propósito del Día Mundial sin Automóvil

Publicado: 2013-09-15

Los médicos no siempre han recomendado que la prevención de la enfermedad es mas útil que la curación. El énfasis por razones lógicas y humanas ha cambiado en los últimos tiempos porque el fin fundamental de la medicina es prolongar la vida (con calidad) del paciente. El cambio de paradigma ha reorientado desde la acción individual del galeno como la asignación de recursos por parte del estado a la salud pública.   

En el marco de ello, que es mucho más amplio que la circunscripción estricta a la medicina, vemos que no ensuciar es mejor que limpiar, abstenerse de perjudicar es mejor que reparar los daños, prevenir la contaminación siempre será mas barato que asignar recursos para curar enfermedades bronquiales o el temido cáncer de pulmón. Por ello el Día Mundial sin Automóvil, una fecha que trata de forma simbólica, de establecer una reflexión acerca de la necesidad de reducir aquel “granito de arena” que todos ponemos para hacer de la tierra un lugar mas insalubre menos vivible, más sucio; especialmente de las personas que tienen automóvil.

La posesión del automóvil se convirtió en la sociedad americana un símbolo de la clase media entonces emergente, que tenía los medios para tener un transporte propio, donde pueda llevar a su familia a donde quisiera. La publicidad definió la posesión de un automóvil como un símbolo de estatus, de prestigio, incluso de hombría (aunque las mujeres como sujetos consumidores, también fueron incorporadas a esta visión). Pero esta lógica se ha hecho moneda corriente en el mundo y la cantidad de automóviles ha hecho que el sueño de Henry Ford esté al borde del cumplimiento, pero para el resto de los mortales se está convirtiendo en una gran pesadilla. En efecto la cantidad de accidentes vehiculares ha asesinado más personas que las guerras, el sida o el hambre. Y pensar que cuando en la historia se produjo el primer accidente de transito donde murió una mujer, el jefe de policía de la localidad inglesa donde ocurrió, dijo “ esto nunca deberá volver a suceder”

Se podrían llenar paginas enteras de crónicas acerca de seguridad vial ( o mas precisamente de la falta de ésta) sin embargo la razón de estas líneas es acentuar el detalle de la necesidad de disminuir en algo la contaminación atmosférica. Pero entonces ¿como se trasladaría la gente a sus centros de trabajo?. Pues ahí está el transporte publico masivo. Sabemos que no es cómodo y a veces es hasta peligroso viajar en él, pero también es la hora que el Estado se ponga los pantalones y reglamente, de una manera más firme, ésta fundamental actividad económica como es el transporte urbano. Las ventajas son muy grandes y sobrepasan a los posibles inconvenientes a largo plazo porque es mas saludable mas barato, y mas solidario viajar en el transporte público por lo menos un día que no hacer nada. Hay ciudades que llevan la ventaja en esto, especialmente en Europa, Canadá y en Colombia, pero no es tarde para ponerse al día y promover el interés de la Municipalidad de Lima en tal sentido.

Este 22 de setiembre, caminemos, montemos bicicleta, viajemos en el tren eléctrico, el metropolitano o cualquier otra forma que se nos ocurra pero tengamos siempre en cuenta que lo que hagamos (o no hagamos) es importante y ya es algo.


Jean Marcos Rodriguez Santillan

Licenciado en Educación por la UNMSM

Autor en Ecúmene 3


Escrito por

Ecúmene 3

Grupo de investigación y difusión de la Geografía con un nuevo enfoque dirigido a la utilidad de ésta en la sociedad actual.


Publicado en

ECÚMENE 3

Columna de opinión donde una vez más cuestionamos nuestro paso por el planeta.